martes, 21 de abril de 2015

Don Quijote; Capítulo XXIII La cueva de los montesinos

LA CUEVA DE LOS MONTESINOS

CAPÍTULO XXIII
De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa.

Cuando don Quijote salió de la cueva de los Montesinos, le contó a Sancho y a el primo que estuvo hablando con el mismo Montesinos.

Montesinos le contó a D. Quijote que él mismo había hecho lo que su gran amigo Durandarte antes de morir le había pedido; que le sacara el corazón y se lo entregara a su dama Belerma.

Mientras que D. Quijote le contaba esto a Sancho y al primo, Sancho le preguntó que si las personas que estaban encantadas comían, dormían o se aseaban. A lo que D. Quijote le dijo que mientras esos tres días y tres noches que estuvo abajo, no habían hecho nada de eso...

Mientras que Montesinos hablaba con D. Quijote, en mitad de la conversación, Montesinos comparó a Belerma con Dulcinea del Toboso...

Entonces Sancho, que sabía que su señor estaba “un poco” loco y que él se había inventado a Dulcinea del Toboso, junto con el primo, le dijeron a D. Quijote que si se había inventado esa historia y D. Quijote les dijo que no, que él lo había visto con sus propios ojos.

Entonces Sancho le preguntó a D. Quijote, que si era verdad que había conocido a Dulcinea del Toboso, que le dijera qué le había dicho él a ella, y qué le había contestado.
D. Quijote le dijo, que él le había hablado, pero que ella no le dijo nada, sino que salió corriendo, que quiso seguirla, pero por lo que le dijo Montesinos no lo hizo.

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