LA
CUEVA DE LOS MONTESINOS
CAPÍTULO
XXIII
De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa.
De las admirables cosas que el estremado don Quijote contó que había visto en la profunda cueva de Montesinos, cuya imposibilidad y grandeza hace que se tenga esta aventura por apócrifa.
Cuando
don Quijote salió de la cueva de los Montesinos, le contó a Sancho
y a el primo que estuvo hablando con el mismo Montesinos.
Montesinos
le contó a D. Quijote que él mismo había hecho lo que su gran
amigo Durandarte antes de morir le había pedido; que le sacara el
corazón y se lo entregara a su dama Belerma.
Mientras
que D. Quijote le contaba esto a Sancho y al primo, Sancho le
preguntó que si las personas que estaban encantadas comían, dormían
o se aseaban. A lo que D. Quijote le dijo que mientras esos tres días
y tres noches que estuvo abajo, no habían hecho nada de eso...
Mientras
que Montesinos hablaba con D. Quijote, en mitad de la conversación,
Montesinos comparó a Belerma con Dulcinea del Toboso...
Entonces
Sancho, que sabía que su señor estaba “un poco” loco y que él
se había inventado a Dulcinea del Toboso, junto con el primo, le
dijeron a D. Quijote que si se había inventado esa historia y D.
Quijote les dijo que no, que él lo había visto con sus propios
ojos.
Entonces
Sancho le preguntó a D. Quijote, que si era verdad que había
conocido a Dulcinea del Toboso, que le dijera qué le había dicho él
a ella, y qué le había contestado.
D.
Quijote le dijo, que él le había hablado, pero que ella no le dijo
nada, sino que salió corriendo, que quiso seguirla, pero por lo que
le dijo Montesinos no lo hizo.
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